17/2/10

Memoria visual.


Siempre tuve memoria visual. Puedo recordar detalles insignificantes de momentos asombrosos. Aunque, también puedo olvidarme de como estaba tu pelo ayer o de como lo peinabas. Incluso, me pasa que me acuerdo de las caras de personas con las que alguna vez compartí parte del camino pero, no puedo ubicarlas en ninguna situación que me permita recordar detalles de esa persona; el nombre por ejemplo.
Como funciona mi memoria visual es algo que no logro entender del todo.

Bueno, vamos a lo concreto. Hace poco encontré una foto en la que había un árbol en el medio de una planicie. Esa imagen me retrotrae a otra similar que elegí guardar en mi memoria para cuando necesitara refugiarme en un lugar tranquilo.

Mi lugar tranquilo esta en el sur, cerca del lugar donde nací. Allí íbamos a pescar con la familia cuando era chico y lo seguíamos haciendo cuando volvía de visita cada año.
Como comentaba, en una de las visitas, elegí ese lugar y me quede allí un rato memorizando cada detalle del paisaje. Los colores, los sonidos, las formas, el pasto meciéndose al viento, el agua del río recorriendo esa curva, el árbol solitario del otro lado desafiando toda lógica, el olor a lenga; todo esta fresco en mi mente y puedo refugiarme allí cuando quiero relajarme.
Coincidencia o no, mi viejo pidió que sus cenizas sean esparcidas cerca de allí.

Hoy hay otra imagen que se me presenta seguido, te veo subiendo a la cama y acurrucarte a los pies porque tenías frío y te había dejado sola.

Curiosamente, en este caso no es una situación que haya elegido para retener en mi memoria pero el nivel de detalle con el que recuerdo ese momento es sorprendentemente similar al de mi lugar tranquilo.


Pienso que hay cosas que nunca olvidamos del todo.
Ya sea que lo queramos o no, hay momentos que atesoramos, como si fueran pequeñas joyas que dan valor a nuestra vida.
Momentos de luz que enarbolaremos orgullosos cuando la oscuridad nos rodeé, el peligro aceche y las fieras nos ronden.
Como el frasco de luz que Galadriel dió a Frodo para que lo ilumine en los lugares más oscuros; la vida nos da instantes en los que somos infinitamente felices. Está en nosotros reconocerlos y atesorarlos para poder usarlos en momentos de necesidad.
Espero tengan oportunidades de conseguir muchos frascos de luz y que no tengan que usarlos demasiado.


... FES

3 comentarios:

Virginia Prieto dijo...

me encantó lo que escribiste...
coincido con vos, la felicidad son sólo momentos y hay que atesorarlos en alguna parte de la memoria para que nos hagan compañía en días difíciles.
todos deberíamos tener en la despensa del alma muchos frascos para usarlos a discreción o por lo menos para sentirnos más tranquilos sabiendo que están guardados para ser utilizados en caso de emergencia emocional.
te mando un beso

fbnslzr dijo...

Vir, que bueno que te haya gustado. Un beso grande. Gracias!

Unknown dijo...

Está muy bueno lo que escribiste.
Qué bueno tener la imágen en nuestra memoria y la capacidad de recordarla.
Con la gente me pasa muchas veces eso de conocerla y no poder ubicar de dónde.
Otras veces es gente que uno no conoce, pero tiene la sensación de que sí, como un deja vu.
Tengo muchas imágenes de lugares que quedaron grabadas en mi mente y luego, a pesar de los años que hayan pasado las recuerdo.
Cuando viajo, me sorprendo pensando ¿cuál es la imágen que va a guardar mi mente esta vez y seguiré recordando?
Saludos