Ficcionario - Amanda

Abril es un mes especial en estas latitudes. Con el otoño tomando impulso, los días se hacen más cortos, las temperaturas se reducen y los seres humanos buscamos amparo, protección, abrigo y compañía.
Y, de esa interacción, nacen las historias.

"Sergio y Mara se conocieron no se sabe muy bien como.
Sin quererlo, sin planearlo, empezaron a frecuentarse y, de a poco, fue naciendo entre ellos el amor.
Decidieron irse a vivir juntos, corría el mes de Abril; un Abril frío como pocos recuerden.
Fue duro al principio. Estudiaban ambos y debían buscar aportar un poco más a lo poco que podían enviarles sus familias. Su sacrificio no fue en vano. 
Con el tiempo, el amor dio fruto y nació Amanda.
Fue un acontecimiento excepcional en la vida de ambos, deseaban ese retoño como solo pueden desearse los sueños largamente acariciados. De pronto, Amanda estaba allí, y sus berridos, sus sonrisas incluso sus llantos y berrinches, llenaban de dicha a los padres.

Paso un tiempo, no mucho. Las cosas no venían bien. Aquí, lo sé ahora, las cosas pueden cambiar de un momento a otro.

Una noche de Abril, cuando Sergio volvió del trabajo, le extraño que su mujer no estuviera allí. 
En su cuarto, la bebe dormía plácidamente.
Fue en la cocina donde encontró una nota en donde Mara intentaba explicar su decisión. 
Era necesario, decía. Su presencia ponía en peligro a quienes amaba. 
Debía optar y lo hizo, como lo hacía siempre, jugandose por defender y proteger aquello que más amaba. Aún cuando esa decisión implicaba que no podría disfrutarlo. Jorge la busco por años, inútilmente.
Nunca más la volvieron a ver ni supieron nada de ella."

Hoy, en esta fría noche de Abril, treinta y tantos años después; mientras estamos recostados en el sillón, con una lagrima bajando por su mejilla, Amanda me cuenta su historia.
Y solo puedo abrazarla.





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