17/10/09

Nostalgias, tristeza

Nostalgias, tristeza, rara mezcla.
A veces, pinta un poco de nostalgia y un toque de tristeza.
En días así, no es conveniente estar solo. Si se puede, es preferible buscar un pecho donde apoyarse y descansar; pero, dadas las circunstancias, bien se puede intentar escribir algo y ver que sale.

En este caso, la Nostalgia surge al recordar la infancia y los lugares en donde fuí felíz de niño (y no tan niño) y que hoy están allá, lejos.
Épocas de poca responsabilidad y mucha alegría.
Momentos en los que lo importante era salir y jugar, sin importar que afuera hubiera sol, viento, lluvia, nieve o temporal. Esas preocupaciones les quedaban a los grandes. Nosotros debíamos salir, porque afuera estaban los amigos y los juegos y las risas.

Y este ejercicio de recordar momentos felices de la infancia trae una cierta tristeza pues, internamente, sabemos que el tiempo ha pasado y se ha encargado de cambiar esa imagen que guardamos tan cálidamente en nuestro corazón.
Esos momentos forman parte del pasado y, mal que nos pese, no es posible revivirlos.

Hablar del pasado es hablar del paso del tiempo; y el tiempo es un caminante incansable, que avanza permanentemente sin importarle demasiado lo que va quedando atrás. En definitiva, el tiempo transcurre y al hombre solo le queda el tesoro de un recuerdo más o menos brillante, más o menos cálido, más o menos hermoso.

Analizando un poco; ese transcurrir del tiempo también permite que vayamos cicatrizando, poco a poco, de los sufrimientos pasados; porque, seamos realistas, no todo fue perfecto en el pasado.
Y dado que lo que no nos mata nos fortalece; si seguimos vivos luego del golpe, las heridas cicatrizarán; y cicatrizar, implica sanar.
Al principio puede ocurrir que la herida pique un poco, que moleste, que duela, que huela mal incluso; pero, si la cuidamos bien, si la limpiamos y la ventilamos; esa herida cerrará.
Quedará la marca. Algún día, si realmente sanamos, se convertirá en anécdota para contar en reuniones con amigos; cuando describiremos, orgullosos, las cicatrices que la vida nos fue dejando con el paso del tiempo...

No es tan malo el paso del tiempo después de todo. Ni la nostalgia aunque venga acompañada de un toque de tristeza.

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