28/1/08

Cosquín 2008 - Homenajes, nostalgia, musica... y perlitas

Homenaje a Horacio Guarani en Cosquin 2008... Si, lo ví.. en vivo por la, así denominada ,'Television Pública', o sea, canal 7.
No es que sea lo más destacable de festival. Simplemente, más alla de las intenciones de los organizadores, me asombró la respuesta del público ante la combocatoria. Coreando temas que, al menos yo, hacia mucho que no escuchaba y que, sin embargo, no he olvidado.

De las nueve lunas me quedan pocos recuerdos; solo el sonido de melodias, de caras viejas y nuevas, de sonidos de instrumentos que escuche de chico, de letras que aprendí, de formas de decir y de cantar, de esa manera de expresarse que tiene, y mantiene, la gente en esta tierra. No es mi intension dejar una crónica del festival, ni una crítica. Solo una humilde mención a un festival que, lo asumo, siempre veo solo porque los viejos (mi vieja en este caso) lo ven.

En toda esta maratón de sones, en estas 9 lunas coscoínas (aprendí los latiguillos), hay dos momentos que quiero rescatar y destacar. Como público simplemente. Curiosamente, ambos fueron protagonizados por cantantes jovenes. Ellos (un cantante y un dúo respectivamente) encararon la dificil tarea de cantar a capela en esa plaza, que sé, inmensa y que, imagino, intimidante cuando se está del lado de arriba del escenario.

Uno, Abel Pintos, canto una version propia de un tema impresionante, El Antigal. El flaco, solo iluminado con esa luz azul, gesticulando totalmente poseído por el verso y trasmitiendo esa fuerza de ese modo tan particular.

Los otros, Juan Quintero y Luna Monti (lo encontré en Google porque no me acordaba sus nombres, mil disculpas). Comenzaron sentados en la parte de adelante del escenario. Llovía. El telón atras estaba cerrado. La lluvia acompañaba repicando en la caja de la guitarra. Recuerdo sus voces armoniosas, su manera de cantar, su conexión especial; se acompañaban con una guitarra que pulsaba él y en un momento aparecio tambien una caja en las manos de ella. Al final, cuando ya se iban, la gente pidio un último tema. Él dejó la guitarra atras, como apoyada en el telón, ella dejo la caja, se acercaron al microfono y encararon un tema (no se el titulo) a capela.

Se "sentía" la plaza en silencio escuchandolos...

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